El Uso del Objeto
La configuración del mobiliario es una imagen fiel
de la estructura familiar.
JEAN BAUDRILLARD
El uso del objeto en su más elemental connotación la
física que depende del uso para el que fue creado ese objeto específicamente,
ya nos habla de una sociedad fundada en el saber del objeto, es decir ya nos
identificamos con el objeto y su hacer.
Las casas burguesas están constituidas por un orden
patriarcal de comedor–dormitorio en donde se desarrollan los espacios a través
del acomodo de los muebles y estos a su
vez son una reproducción del aparador no habitable y si deseable del sujeto.
Siendo el hogar un espacio específico que su
ordenamiento del mobiliario y objetos tienen como función el personalizar las
relaciones humanas en la sociedad burgués se carga el espacio de una moralidad
dejando la connotación física (primaria) poco margen en su uso como a los
mismos miembros de la familia gestándose así un antagonismo del objeto como
signo social y psicológico de la propiedad y de la esencia de la familia.
Los objetos se convierten en elementos libidinales
creando los lazos afectivos y de permanencia del grupo familiar. Inmortales
hasta que una nueva generación los relegue o rescate alguno por nostalgia,
obteniendo una segunda oportunidad de existir siendo este uso barroco cultural
el del mueble viejo.
Siendo estos muebles-monumentos y su acomodo una
resistencia en la estructura familiar tradicionales por lo tanto al tiempo en
que cambia la estructura social, esta estructura individuo-familia-sociedad
cambian los estilos de los objetos mobiliarios, sin importar que se tenga gusto
y estilo como el no tenerlo.
Sufriendo de esta manera un desgaste en la dignidad
de la sociedad y en la connotación física del objeto, ya que la
desestructuración sin reconversión de los objetos nos genera un empobrecimiento
en la estructura social-familiar-individuo.
En este momento el objeto se convierte en un objeto función sin mas
que ofrecer y las familias
convirtiéndose en sociedades de acomodo, en el cual solo se van a ocupar los
espacios.
Al mismo
tiempo que cambian las relaciones del individuo con la familia y con la
sociedad cambia la dimensión del uso del espacio.
La sociedad de acomodo, va en busca entonces de un
interior modelo todos quieren vivir como su inmediato superior, en el mundo de
lo único, como en las casas de revistas que nos delegan el la contemplación sin
esperanza.
Enfatizando un ambiente creado a través de los
asientos y los objetos colocados, en ese
lugar en donde jamás serán usados, y que jamás serán tocados y que son
inalcanzables para todos conformándose la sociedad con los muebles modulares
mono-bloque, multi-combinables, y accesibles a una economía y espacio reducido.
Siendo los valores simbólicos y de uso sustituidos por
un valor organizacional de guardado girando todo sobre el concepto funcional
siendo lo funcional lo que es adaptado a un orden o sistema.
La arquitectura empieza donde la función termina.
SIR EDWIN LUTYENS.
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